ROLLS-ROYCE • SILVER CLOUD-II



Dice la leyenda que un buen día se posó con sus alas abiertas la Silver Lady para comprobar la suavidad y el confort en los Rolls-Royce, quedando así prendada para siempre. Desde entonces preside la majestuosidad de sus movimientos.
Según los entendidos, "el mejor coche del mundo" alcanzó su máxima expresión con los inigualables Silver Cloud, el slogan de lanzamiento del Silver Cloud II allá por el año 1959 era: " A 60 millas por hora, el mayor ruido del nuevo Rolls-Royce es el de su reloj eléctrico".


La firma Rolls-Royce se debe a la feliz asociación de un piloto exigente de buena posición, Charles Stewart Rolls, con un brillante mecánico de origen humilde, Frederick Henry Royce, insatisfecho con el coche que se había comprado.


El feeling que surgió entre ambos dio un espaldarazo a la industria automovilística gracias a los grandes progresos que le aportaron estos dos fanáticos de su profesión, a los que en 1902 reunió en una misma empresa un hombre de negocios llamado Claude Johnson, al que se le considera cariñosamente como el guión de la Rolls-Royce. Todo lo que Rolls aspiraba en esta vida es que su apellido llegara a convertirse en una marca de coche y por ese motivo Royce y Johnson lo mantuvieron -de forma romántica- cuando falleció en 1910 en un accidente de vuelo sin llegar a imaginar que decir "Rolls" sería en todo el mundo sinónimo de cochazo.


Qué mejor automóvil que un Rolls-Royce para acudir a esa cita en que los apellidos de los novios quedarán también unidos de forma romántica. Qué mejor vehículo para esa unión forjada en el firme deseo de que sus frutos la hagan perdurar más allá de la vida. ¿Qué podrá separar a la pareja que, para reunirse ante el altar, elige un Rolls-Royce?

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